En el extrarradio de Madrid, entre la cerca de Felipe IV y el lugar de los Cuatro Caminos, con un eje central constituido por la carretera mala de Francia (la actual calle de Bravo Murillo), se extendían
los campos que popularmente dieron en llamarse, ya desde el siglo XVIII, de Chamberí, en evocación de la estratégica población francesa de la que en aquellos momentos llegaban frecuentes noticias.
En ellos fueron surgiendo en el siglo XIX varios cementerios, tejares, huertas, vertederos, algunas industrias y casas aisladas. La legislación municipal había prohibido desde mediados del siglo XVII la extensión de Madrid más allá de la cerca, pero durante el reinado de Isabel II el aumento de población forzó su supresión y la aparición de los ensanches. El nuevo límite llegaría por esta zona hasta las actuales rondas (Raimundo Fernández Villaverde y avenida de la Reina Victoria).
Más allá de Cuatro Caminos surgiría, ya en el término municipal de Chamartín de la Rosa, lo que inicialmente fue un poblado o colonia que tuvo su origen en el campamento de las tropas victoriosas de la batalla de Tetuán en 1860, el barrio de Tetuán de las Victorias, que adoptó como patrona a Nuestra Señora de las Victorias; ella fue la titular de una primera capilla construida en 1865 con carácter provisional, en tanto se edificaba una iglesia que también sería dedicada a la Virgen de las Victorias.
El 2 de agosto de 1872 inauguró la Asociación de las Escuelas Dominicales otra capilla situada en el entonces llamado paseo de Tetuán (Bravo Murillo), bajo la advocación de Nuestra Señora de los Ángeles; los festejos patronales de Cuatro Caminos tuvieron en los siguientes años como núcleo
central las celebraciones religiosas en esta capilla.
El 5 de junio de 1885 se inauguró otro templo, también en la calle de Bravo Murillo, el del convento de las monjas de San Fernando, que en 1868 habían sido exclaustradas del de la calle de la Libertad. Cuando en 1891 se creó la feligresía de Nuestra Señora de los Ángeles, se instaló provisionalmente en él, en tanto eran concluidas las obras de su propia iglesia; como cura ecónomo de esta nueva feligresía fue nombrado el erudito sacerdote Felipe Poyatos Santisteban, que había sido desde 1886 ecónomo y párroco de la iglesia de las Peñuelas; en marzo de 1892 pasó a ser párroco de San Andrés, puesto en el que falleció en julio de 1901, con cincuenta años.
La primera iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, auspiciada por el obispo de Madrid-Alcalá Ciriaco Sancha y Hervás y el párroco de la iglesia de Chamberí (Santa Teresa y Santa Isabel) Francisco M. Hernando Bocos, fue construida bajo la dirección del entonces joven arquitecto Gabriel Abreu y Barreda (1860-1940) entre 1888 y 1892, con la contribución económica del propio obispo, del conde de Montarco y las aportaciones de los fieles. Se inauguró el 1 de agosto de este último año; de la organización de los festejos, celebrados los días 1, 2 y 3, se encargó el propio párroco titular, nombrado en marzo del mismo año, Manuel Sánchez Capuchino y Gallo. El templo se encontraba en la calle de Villaamil, 9, en el barrio de Bellas Vistas, perteneciente a Tetuán, en Chamartín de la Rosa. La imagen de Nuestra Señora de los Ángeles que tuvo esta iglesia fue tallada por Juan Vancell Puigcercós, discípulo de Jerónimo Suñol.
Pronto pensó Sánchez Capuchino que en Chamberí era necesario otro templo, más próximo a Cuatro Caminos; la ocasión adecuada se ofreció en 1894, cuando los protestantes, tras haber construido su capilla de la calle de la Beneficencia (la actual catedral del Redentor, de la Iglesia Española Reformada Episcopal), proyectaron edificar otro templo, de mayores dimensiones, en Cuatro Caminos, en la calle de Bravo Murillo, en el que se incluirían escuelas de primera enseñanza; se trata de la actual sede de la fundación Federico Fliedner y el colegio El Porvenir.
El 22 de enero de 1896 comunicaba la prensa que el entonces obispo (José María Cos y Macho) y el párroco Sánchez Capuchino habían conseguido la cesión, por parte de una «bondadosa señora», de unos solares (14.000 pies, unos 4.000 m2) entre el templo protestante y la glorieta de Cuatro Ca-
minos, en los que sería edificada una iglesia católica que contaría con un amplio local para escuelas. Posteriormente fueron comprados otros 10.000 pies de terreno para ampliar los donados inicialmente.
La benefactora era María Salomé de Vicente Ortega, hija del soriano Juan José de Vicente García, quien había iniciado su fortuna tratando con ganado por tierras de Burgos, se enriqueció comprando tierras desamortizadas y fue uno de los principales propietarios de tierras en Chamberí, donde se había construido una quinta que daría nombre al paseo de Santa Engracia. María Salomé estaba casada con Manuel Tzuel y Pérez y era hermana de María del Carmen de Vicente, la cual a su vez era la esposa de Eduardo Rojas Alonso, conde de Montarco, que en febrero de ese mismo año sería nombrado alcalde de Madrid. María Salomé de Vicente falleció tres años después, el 19 de diciembre de 1899, en su domicilio de la calle de Sagasta, 6.
En un primer momento se pensó que el nuevo templo, perteneciente a la feligresía de Nuestra Señora de los Ángeles, recibiese la advocación de Nuestra Señora del Pilar y de los Ángeles; según referiría años después el padre Sánchez Capuchino, «el año de 1895, día de la Virgen del Pilar, me inspiró el cielo la idea de visitar á la señora dueña del solar que me pareció más apto para iglesia»; las escuelas parroquiales que surgirfan en el edificio sí recibieron el nombre de Escuelas del Pilar.
Manuel Sánchez Capuchino inició entonces una larga, frenética y eficaz labor de petición de ayuda económica para edificar el templo. Las obras, bajo el proyecto y la dirección del destacado arquitecto Enrique María Repullés y Vargas, comenzaron en abril de 1903. El 11 de agosto dos señalados personajes de Chamberí, Felipe Caramanzana y Ramón Pulido, así como el padre Sánchez Capuchino, ofrecieron un banquete, en los propios solares de la futura iglesia, al ministro de Instrucción Pública, el alcalde de Madrid, varios concejales y otras personalidades, para solicitar su apoyo en la empresa de construcción del templo; Sánchez Capuchino aprovechó para solicitar que se ejecutase cuanto antes el proyecto de la carretera de circunvalación entre Puerta de Hierro y el Hipódromo y que s urbanizase adecuadamente el barrio de Cuatro Caminos.
El 13 de febrero de 1905 visitó las obras la infanta Isabel (la popular Chata), que también ofreció su aportación, al tiempo que Sánchez Capuchino, como continuaría haciendo en los años siguientes, continuaba solicitando en la prensa ayudas económicas y dando cuenta de los gastos efectuados.
La urgencia de Sánchez Capuchino por mostrar la buena marcha de las obras le llevó a celebrar, el 2 de agosto de 1905, con motivo de las fiestas de Nuestra Señora de los Ángeles y de Cuatro Caminos, una misa de campaña en la puerta del templo en obras, con un altar adornado con guirnaldas; a ella asistió la popular Banda de San Bernardino. Estas misas de campaña continuaron celebrándose anualmente hasta la inauguración oficial del templo; en 1908, por ejemplo, se dispusieron varios arcos efimeros, uno en la entrada y otros dos en el interior de la nave.
En el altar adornado por el maestro de las obras, Mateo del Val, se emplazó un lienzo de la Virgen de los Ángeles debido a Ramón Pulido, con el que había obtenido el segundo premio en la Exposición de Bellas Artes de 1906. Por la tarde se procesionó por las calles principales, con el acompañamiento de las bandas del Hospicio y de Santa Cristina, y por la noche se pudo contemplar la fachada ilumi-
nada; el marqués de Santillana cedió el fluido eléctrico durante los tres días que se mantuvo la iluminación. Ese mismo día encontró Sánchez Capuchino, en el cepillo instalado en las obras, un sobre con mil pesetas, lo que algunos medios interpretaron como un hecho milagroso.
Otro donativo de mil pesetas fue hecho por la regente María Cristina en junio de 1910; sin duda vino muy bien para afrontar el pago de las campanas, que fueron bendecidas el 10 de agosto de ese año, a las seis de la tarde, con el templo adornado con flores y banderas. Las cuatro campanas, que se encontraban sustentadas en un soporte a modo de caballete, fueron bautizadas respectivamente con los nombres de las reinas Victoria y María Cristina y las infantas María Teresa e Isabel. Tenían grabados con grandes caracteres el año de la fundición (1910), el «nombre de las regias personas», el del párroco Manuel Sánchez Capuchino, el del arquitecto Repullés y Vargas y el del dueño del taller de fundición. La prensa informó que pesaban, respectivamente, 56, 342,425 y 638 kilogramos y que producían las notas.
Un acto de gran importancia simbólica tuvo lugar también en el templo en contrucción tres días después, el 13 de agosto de 1910: el bautizo de un joven sevillano de veintitrés años que abjuró de su antigua fe protestante. La última misa de campaña, con la iglesia casi terminada, se celebró el 2 de agosto de 1912.
Aunque aún no había sido inaugurada, sabemos que ya en octubre, y posiblemente desde tres o cuatro años antes, se estaban celebrando en ella misas diarias, posiblemente en la capilla provisional emplazada en la sacristía; el día 5 se comunicaba en ABC que por encargo de una persona anónima
se diría a partir de entonces, «por el eterno descanso del alma de la infanta doñaMaría Teresa, una misa diaria en la iglesia en construcción de Nuestra Señorade los Ángeles»; y se especificaba que los días laborables se aplicaría la misa a las once y los días festivos a las doce, lo que parece indicar que eran varias las misas que entonces se celebraban diariamente.
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