La Capilla de San Antonio de Padua con el Niño es uno de los espacios más llenos de devoción y recogimiento dentro de nuestra parroquia. En ella se venera una imagen policromada de San Antonio de Padua, una de las figuras más queridas y veneradas por los fieles, especialmente aquellos que buscan su intercesión en momentos de necesidad.
San Antonio de Padua fue un fraile franciscano portugués que, a lo largo de su vida, destacó por su profunda fe, su predicación elocuente y sus milagros. Nacido en Lisboa en 1195, es conocido no solo por su vida de santidad, sino también por su amor hacia los más pobres y su especial devoción a la Virgen María. San Antonio es especialmente famoso por los numerosos milagros que realizó durante su vida y, sobre todo, por su poderosa intercesión en la búsqueda de lo perdido, ya sea objetos materiales o, más aún, la fe de los que se sienten alejados de Dios.
La imagen de San Antonio de Padua con el Niño es una de las representaciones más emblemáticas de este santo, que lo muestra abrazando al Niño Jesús, quien aparece en sus brazos con ternura y alegría. Esta imagen resalta la devoción mariana de San Antonio, quien siempre fue un fiel servidor de la Virgen, y la cercanía con Cristo niño, simbolizando la unión de su fe profunda y su amor por el Salvador.
La imagen de San Antonio de Padua con el Niño que se venera en esta capilla es una talla policromada que impresiona tanto por su realismo como por la serenidad que transmite. San Antonio es representado con su tradicional hábito franciscano, sosteniendo al Niño Jesús en sus brazos con una gran dulzura, mientras ambos muestran una expresión de paz y amor.
La imagen no solo destaca por la belleza de la talla, sino también por la vibrante policromía, que realza los detalles y permite a los fieles conectarse con la escena de la infancia de Cristo. El Niño Jesús se muestra con una pequeña flor en sus manos, un símbolo de pureza y de vida nueva, que no solo hace referencia a su naturaleza divina, sino también a la misericordia de Dios en la tierra.
En la misma capilla, una pintura complementa la devoción a San Antonio de Padua con el Niño. La pintura, enmarcada con esmero, presenta la misma escena: San Antonio sosteniendo al Niño Jesús, un reflejo de la ternura y cercanía de Dios con la humanidad. La pintura resalta la relación íntima y llena de amor entre ambos, y se complementa perfectamente con la imagen policromada, ofreciendo a los fieles una visión más profunda de la espiritualidad de San Antonio.
La devoción a San Antonio de Padua es antigua y se ha mantenido viva durante siglos. En esta capilla, los fieles pueden acudir a San Antonio no solo para pedir su intercesión en la búsqueda de objetos perdidos, sino también para pedir por la protección espiritual y la ayuda en tiempos de dificultad. San Antonio es conocido como "el santo de los milagros", y por ello, su imagen en la capilla invita a todos a acercarse a él con confianza, sabiendo que su amor por Dios y su cercanía al Niño Jesús siguen intercediendo en favor de quienes lo invocan con fe.
Además, la capilla es un lugar de oración y reflexión. Muchos devotos visitan esta capilla para pedir por la familia, por la paz interior o para fortalecer su fe, siguiendo el ejemplo de San Antonio, quien vivió con una total entrega a Dios y a los demás.
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