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Vivir la separación física en comunidad:
Cuando un ser querido parte a la Casa del Padre, deja un vacío profundo en quienes lo han acompañado en el camino de la vida. Surgen sentimientos diversos: tristeza, desconcierto, soledad, incluso preguntas difíciles de responder.
La fe nos dice que quien muere santamente nace a la Vida Eterna, junto al Padre amoroso que todo lo ve. Sin embargo, los que permanecemos en este mundo experimentamos el peso de la ausencia y la dificultad de seguir adelante.
El duelo es un proceso que no debemos afrontar en soledad. En nuestra parroquia ofrecemos un grupo de acompañamiento en el duelo, donde nos reunimos como hermanos que comparten la misma cruz y el mismo deseo de avanzar con esperanza.
Guiados por la fe y sostenidos por la comunidad, nos acompañamos mutuamente, aprendiendo a mirar la vida y la muerte desde la certeza del Evangelio:
“Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá” (Jn 11, 25).
El grupo está acompañado por el diácono permanente de la parroquia, quien ofrece orientación espiritual, escucha y cercanía para que nadie viva su duelo en soledad.
En cada encuentro compartimos:
Una comunidad que sostiene:
El duelo es un camino difícil, pero cuando se vive en comunidad, acompañado por la fe, se transforma en una oportunidad para descubrir la presencia consoladora de Dios.
El Grupo de Duelo de la Parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles quiere ser ese espacio donde la tristeza se comparte, la esperanza se fortalece y la fe se renueva.
No estás solo: caminemos juntos.

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